Gestión de la diversidad, identidad de género y recursos humanos: desafíos que afronta el profesional en el àrea de gestión de personas

El paradigma de interculturalidad al contexto empresarial

El paradigma de la interculturalidad en el contexto empresarial, así, como la evolución del pensamiento sobre la diversidad corporativa, fue sintetizada por Thomas y Robín (Cit. Por CEPAIM, 2013) en tres paradigmas, a saber:

El primer paradigma está orientado a la discriminación y la justicia, corrigiendo una situación considerada injusta, por ser discriminatoria; en donde se permite el acceso a las organizaciones a grupos tradicionalmente excluidos. Sin embargo, este enfoque ignora las diferencias individuales de las personas que conforman un grupo, manteniendo una visión estereotipada de los mismos; ya que, se permite el ingreso de las personas de un  determinado origen etnocultural, género, discapacidad u orientación sexual, solo para corregir una situación discriminatoria, resultando esto ineficiente, puesto que no están formando parte de manera real, en lo toma de decisiones de la organización. Por su parte, el segundo paradigma basado en el acceso y la legitimidad,  supone un avance, dado que las diferencias son valoradas en positivo, certificando los beneficios de contar con un personal diverso en mercados también diversos y heterogéneos. A pesar de esto, al hacer énfasis en la diferencia se olvida de  alinearlas con los objetivos de la organización.

En el caso del tercer paradigma, cuyo enfoque está dirigido al aprendizaje y la eficacia, es considerado algo aspiracional, centrándose en la necesidad de poner en valor las diferencias individuales para alinearlas con los objetivos generales de la organización; ya que estas diferencias al servicio de unos fines comunes constituyen un potencial transformador y dinámico, involucrando a la organización en un continuo proceso de aprendizaje que, a su vez, contribuye a garantizar su crecimiento económico. No obstante, no todas las organizaciones se encuentran preparadas para adentrarse en este paradigma, debido a que es necesario poner en valor las diferencias individuales para alinearlas con los objetivos estratégicos de la organización y esto supone realizar un cambio de valores y de la cultura empresarial, donde los liderazgos, sean más democráticos, cooperativos y flexibles.

Por ende, la integración de este tercer paradigma a la estructura organizacional, permite a los trabajadores, formar parte de esta, no únicamente como personal contratado, sino que se tienen en cuenta sus aportaciones, conocimientos y competencias para incorporarlos a la identidad de la empresa. Por consiguiente, produce grandes beneficios, ya que los trabajadores se adaptan a la organización a la que pertenece, y además, la organización se flexibiliza e incorpora procedimientos, teniendo en cuenta las diversidades que están presentes tanto en el personal, como en los consumidores, clientes y público en general. En este sentido, gestionar la diversidad supone atender a la individualidad de las personas, pero no solo como un objetivo económico, la diversidad debe estar presente en la estrategia de la empresa y debe calar en todas las esferas y áreas de toma de decisiones para poder ser un entorno verdaderamente inclusivo.

Conceptos para entender la gestión de la diversidad


Para entender la gestión de la diversidad es necesario establecer una serie de definiciones que le dan sentido y orientación al concepto, entre los cuales tenemos el de gestión que “es un elemento fundamental que ayuda a toda entidad empresarial con su desarrollo para el logro de los objetivos que la misma se propone” (Rodríguez, 2016, p.36), y el de diversidad, la cual es “una propiedad de un colectivo que mide su nivel de heterogeneidad en relación con una serie de características personales”. (Gonzalo citado por CEPAIM, 2013, p.61). Adicional a esto, (Sarrio citado por CEPAIM, 2013) la idea central del concepto de diversidad es el máximo aprovechamiento del potencial ofrecido por grupos heterogéneos, es decir, diversos en sexo, edad, etnia, nacionalidad, identidad sexual, características físicas, entre otras; haciendo énfasis en la variabilidad interindividual, de manera que cada persona se valora por lo que es, lo que necesita y lo que puede aportar, sin importar su procedencia o características personales. Igualmente, a la hora de analizar las diferencias, se pueden establecer dos categorizaciones entre las cuales están:

La diversidad Identitaria, (Dubin, 2010) en donde las diferencias están relacionadas con el sentido de pertenecía de una persona a una categoría social, sexo, etnia, raza, nacionalidad, discapacidad, entre otras; o como la define Pin (2007) diversidad visible, la cual hace referencia a variables que son observables a simple vista.

Y La diversidad cognitiva, en la cual las diferencias están relacionadas con las “distintas formas de pensar”, es decir, las características o atributos que se toman en cuenta, se refieren al conocimiento, la cultura, la formación académica y profesional, experiencias, entre otras. (Dubin, 2010). Siendo está catalogada por Pin (2007) como diversidad invisible ya que hace referencia a valores, estilos cognitivos, conocimientos, habilidades y otras experiencias.

Con base en las ideas expuestas, se tiende a usar la analogía del iceberg (ver ilustración 1) para describir estas diferenciaciones y poder entender las clasificaciones; de modo que, sirve para entender el valor y la importancia de aquello que no es visible a priori en las personas y que debe ser puesto en valor. (Tejerina, 2014).

Ilustración 1. Iceberg de las diversidades
Fuente: Tejerina, 2014

Por lo tanto, ninguna de las dos partes del iceberg puede ser ignorada; normalmente tanto a nivel personal como organizacional se centran en la parte visible, obviando lo que hay debajo del iceberg, cuando en realidad es necesario entender lo que sucede en la parte invisible y utilizar esos conocimientos para transformar actitudes y comportamientos a la hora de relacionarse con la “diferencia”. En este sentido, el Manual de Formación en Gestión de la Diversidad (citado por Red Acoge, 2011) define la gestión de la diversidad como,

El desarrollo activo y consciente de un proceso de aceptación y utilización de ciertas diferencias y similitudes como potencial en una organización, un proceso que crea valor añadido a la empresa, un proceso de gestión comunicativo, estratégicamente basado en valores y orientado hacia el futuro. (p.23).

Es decir, la gestión de la diversidad es un proceso en el cual las personas son valoradas, y tomadas en consideración a pesar de las diferencias o semejanzas que poseen, con la intención de darle a la organización el potencial necesario para mejorar la productividad y eficiencia de la misma. Partiendo de este concepto, Red Acoge (2011) afirma que la gestión de la diversidad no solo es una acción de aceptar sino de valorar, retener y promover las múltiples culturas que traen consigo diferentes aptitudes y conocimientos que pueden ser aprovechados por la organización en la mejora de su funcionamiento, incidiendo directamente en su beneficio. De esta forma, la estrategia de la diversidad ofrece a las organizaciones la posibilidad de atraer y mantener talentos diversos. Es decir, una fuerza de trabajo heterogénea que permite mejorar la calidad de sus productos, puesto que se recogen mejor las características e intereses de sus clientes, también diversos. (Centre international de Recherches et d`Informatión sir I`Economie Publique, Sociale et Cooperative, CIRIEC, 2004).

En relación con esto, Tejerina (2014) establece que la gestión de diversidad básicamente supone recoger las ideas que surgen de la diversidad de personal para ponerlas al servicio de la organización empresarial enriqueciendo el conocimiento de la propia organización y de esta forma poder tomar decisiones que supongan una ventaja frente a la competencia. Asimismo, Reina (2015), expresa que la gestión de la diversidad, se refiere a las políticas que una compañía debe promover para garantizar la inclusión, cuando existen diferencias de género, etnia, edad, religión, cultura y creencias. Mediante el desarrollo de un proceso de aceptación y la utilización de esas diferencias como potencial en la organización, se genera un valor agregado; llegando a  catalogar las diferencias como ‘una ventaja competitiva’.

En igual forma, hay que hacer referencia a las variables que estudia la gestión de la diversidad (CEPAIM, 2013); entre las cuales podemos encontrar:

·      La diversidad cultural: es una fuerza motriz del desarrollo, no solo en lo que respecta al crecimiento económico, sino como medio de tener una vida intelectual, afectiva, moral y espiritual más enriquecedora. Así también, la diversidad es un componente indispensable para reducir la pobreza y lograr un desarrollo sostenible. La cultura por lo tanto, va a aportar pautas de conductas y significados a la realidad que rodea a cada persona, las cuales aprenden en su proceso de socialización, pero que no son inherentes a las personas, ya que son adquiridas y aprendidas.

·      La diversidad religiosa: la religión propone modos de actuación sobre lo que se considera bueno y malo, correcto e incorrecto, justo e injusto, para la vida personal y la vida en comunidad. A partir de allí, dicta pautas de comportamiento para sus fieles. En definitiva, la religión ofrece ideales de vida buena, y las normas que deben cumplirse para alcanzar esos fines. En este sentido, los hábitos y costumbres que promueven el comportamiento religioso tienen un efecto en la organización del trabajo.

·      La diversidad generacional: tener en cuenta esta diversidad implica en primer lugar, estudiar la posibilidad de incluir en la empresa u organización a personas pertenecientes a distintas generación o grupos de edad y hacerlo de una manera tal que se generen las condiciones adecuadas para que cada grupo de edad pueda aportar el máximo de sus habilidades posibles al entorno laboral.

·      Diversidad de género: para introducir el concepto de diversidad de género, es necesario hacer alusión al sistema género-sexo. El sistema género-sexo sería un conjunto de conceptos con relación al sexo (características físicas y biológicas) que cada sociedad transforma en pautas culturales o normas de organizar la sociedad. De manera que esas características físicas y biológicas de machos y hembras, va a ser interpretada por cada sociedad estableciendo unas normas de lo que es normal o no. Así también, estas normas, que son sociales y culturales van a crear unas relaciones desiguales a partir de esas diferencias biológicas. Gestionar la diversidad de género implicaría construir un nuevo modelo; dado que no sirve con incluir a las mujeres en las organizaciones, sino que además es necesario incorporar una nueva realidad y unos nuevos valores.

·      Diversidad sexual: La diversidad sexual es un término que se utiliza para referirnos a las diferentes orientaciones que cada persona puede tener con relación a su identidad sexualidad y afectiva (heterosexualidad, homosexualidad, transexualidad, bisexualidad).Así, gestionar la diversidad sexual es importante, no solo porque esta diversidad está presente en el grupo de consumidoras y consumidores o por que las organizaciones tienen que respetar la normativa en materia de no discriminación, si no por qué además, estas deben aplicarse también al resto de políticas de la empresa como pueden ser las medidas de conciliación y la corresponsabilidad teniendo en cuenta la diversidad de familias existentes actualmente en la sociedad.

·      La diversidad funcional: gestionar la diversidad funcional, pasa por aceptar que las personas tienen capacidades diversas y que estas necesitan ser tenidas en cuenta a través de un adecuado sistema de gestión del talento. Solo así, se permite a las personas desarrollar su potencial en entornos profesionales que sean capaces de retener y hacer que las personas formen parte de ese entorno con independencia de su diversidad, adecuando los puestos de trabajo, si fuera necesario, para eliminar las barreras que dificulten el desarrollo profesional en igualdad de oportunidades.

La sencillez de los términos anteriormente descritos puede hacer pensar que es algo fácil de lograr, sin embargo, el comprender que la gestión de diversidad es una cuestión amplia y a la vez compleja de ejecutar, resulta de vital importancia, pues bien entendido, hace que se puedan conseguir ventajas respecto a las empresas de la competencia que no gestionan la diversidad, resultando entonces, que en aquellas empresa donde no haya cabida para la diversidad, quede en desventaja.

Además, desde esa amplitud y complejidad de la gestión de la diversidad, supone una fuente casi inagotable de posibilidades para encontrar nuevas ventajas y beneficios, por lo que la ventaja sobre las empresas de la competencia que sí gestionan la diversidad es más difícil y se consigue desde la continua evolución de la gestión al ritmo que se transforma la propia diversidad del entorno.

Efectos de la gestión de la diversidad en las empresas: costes y beneficios


De acuerdo con Pin (2007) “para comprender los beneficios que se derivan (…) de una política de gestión de la diversidad en la empresa es necesario tener en consideración que todo un conjunto de factores (…) actúan de manera que la heterogeneidad resulta inevitable”. (p 38). Los mercados globales presentan una serie de retos a las empresas (CEPAIM, 2013), que se resumen en los siguientes:

·      Reto 1. Dar a conocer el concepto de gestión de la diversidad en su totalidad, así como las herramientas y acciones que pueden ponerse en marcha en una organización, con independencia de su tamaño; ya que algunas organizaciones desconocen el termino, otras a pesar de conocerlo suponen que es un proceso para organizaciones grandes y que estas herramientas no pueden aplicarse en una organización pequeña. Así también, puede suceder que muchas empresas y organizaciones estén realizando pequeñas acciones de gestión de la diversidad, sin saberlo, o sin nombrarlas como tal y por lo tanto, no son reconocidas externamente.

·      Reto 2. Lograr un compromiso real por parte de la dirección o gerencia y de las personas implicadas en la toma de decisiones de la organización; esto puede provocarse por una resistencia al cambio en la cultura organizativa, dado que los cambios en ocasiones son percibidos como amenazas y algunos estilos de liderazgo, no quieren salir de su zona de confort y afrontar situaciones puntuales que pueden generar incertidumbre durante el diagnóstico y puesta en marcha del plan de gestión de la diversidad. Así también, puede suceder que no se reconozca la influencia y los beneficios que trae consigo la gestión de la diversidad. No obstante, las organizaciones cada vez son más conscientes de esta necesidad, y aunque existan resistencias, solo las organizaciones que inicien este proceso podrán construir entornos profesionales sostenibles.

·      Reto 3. Generar condiciones que faciliten el empoderamiento de las personas que forman parte de las organizaciones; gestionar la diversidad implica empoderar a las personas para que puedan desarrollar todo su potencial en el entorno donde trabajan, así como eliminar barreras, por lo tanto, suponen facilitar espacios y oportunidades para que las personas se responsabilicen de sus decisiones. Este empoderamiento implica transformar las relaciones de poder tradicionales y jerárquicas, para que las personas que forman parte de la organización ocupen espacios de poder y este se transforme en “poder hacer”.

·      Reto 4. Realizar una planificación adecuada para poner en marco un proceso de gestión de la diversidad e igualdad de oportunidades; aunque hay organizaciones o entornos profesionales que pueden estar realizando pequeñas acciones de gestión de la diversidad sin saberlo, o sin haber realizado un diagnóstico previo, es fundamental que este sea un trabajo de proceso. Esto implica realizar una detección de necesidades y diagnóstico de la diversidad de la organización  y el entorno donde realiza su actividad, por pequeña que sea, y con independencia del número de trabajadores y trabajadoras que tenga. Así también, requiere que existan personas que estén formadas en gestión de la diversidad e igualdad de oportunidades, ya que, la falta de entendimiento del concepto puede ser una barrera para llevarla a cabo. Además, solo si las personas se forman en la materia podrán transformar sus buena intención en acción, ya que podrán sistematizar la gestión de la diversidad y establecer indicadores que midan el impacto y beneficios que traerá consigo la puesta en marcha de medidas que se determine tras el diagnostico.

·      Reto 5. Revisar la política y cultura empresarial, eliminando cualquier proceso, comportamiento u acción que suponga discriminación directa o indirecta hacia personas o grupos que formen parte de la organización; Aunque esta revisión se realice a nivel institucional, no debemos olvidar que las organizaciones están lideradas y compuestas por personas. El fondo de la cuestión reside en la percepción y vivencia que cada persona siente con relación a la diversidad. Por lo tanto, la mayor barrera que puede existir para gestionar la diversidad, es no ser consciente de los estereotipos y prejuicios que cada persona tiene y que impide que se relacionen con la diversidad en un marco de afecto y respeto. Estos cambios no pueden producirse a un único nivel ni en una sola dirección.

Es preciso que las organizaciones sean coherentes en esta comunicación interna y externa, por lo tanto deberán transitar de esos tópicos a la realidad entre las personas que trabajan en la organización (diversidad interna), pero también cuando realizan campañas publicitarias, ofertan sus productos, servicios, etc. (diversidad externa). La publicidad es el día de hoy uno de los mayores ámbitos donde se reproducen los estereotipos y prejuicios con relación a la cultura, el sexo, género, etc.

Implantar un sistema de gestión de la diversidad no es un proceso sencillo ya que requiere compromiso, esfuerzo, y en muchos casos, un cambio en la cultura empresarial. Suponen pasar de un enfoque reactivo caracterizado por dar respuestas puntuales ante ciertas situaciones cuando se producen, a uno proactivo que buscaría extender el enfoque de la diversidad a los largo de toda la estrategia empresarial. Por su parte, la dificultad para medir los resultados y el desconocimiento general, son los principales obstáculos que han impedido que la gestión de la diversidad se haya extendido más rápidamente entre el sector empresarial. En otro orden de ideas, Red Acoge (2011) establece una categorización de los beneficios de esta gestión en las empresas; entre las cuales figuran:

·      Beneficios internos de la propia empresa:

-               Aumento del rendimiento del capital humano.
-               Acceso a nuevas fuentes de talento.
-               Incremento de la eficacia organizativa consiguiendo una mayor comunicación interna en la empresa.
-               Mayor motivación e implicación de las personas.
-               Cumplimiento de la normativa legal y acceso a ventajas, incentivos y subvenciones que puedan establecer la administración pública.

·      Beneficios que la empresa obtiene en sus relaciones externas:

-               Fomento de la creatividad e innovación.
-               Mejora de la imagen y reputación de la empresa.
-               Aumento de las oportunidades de mercado consiguiendo más ventajas competitivas.
-               Más satisfacción de los clientes.

·      Beneficios económicos que la empresa obtiene como resultado de estas mejoras:

-               En los mercados de capital: los inversores creen en una empresa con la que comparten valores.
-               En los productos: responden a las necesidades de los clientes introduciendo nuevas tecnologías, materias primas, entre otros.
-               En los mercados laborales: calidad, disponibilidad de los empleados.
-               Beneficios derivados de subvenciones e incentivos de las administraciones públicas.

En relación con lo anterior, Hulleman E., Damian G., y Markula L., (2015) describen de manera más detallada los beneficios anteriormente plasmados, y a su vez establecen nuevos beneficios que se adquieren a gestionar la diversidad en las organizaciones; siendo estos:

·      Mayor productividad gracias a una fuerza laboral diversa que trabaja por un objetivo común, utilizando un conjunto de habilidades diferentes que contribuyen a la lealtad, la retención y la productividad facilitando la expansión internacional.

·      Mayor creatividad y mayores soluciones a los problemas a través de la generación de diversas ideas, conocimientos globales, nuevas actitudes, nuevos idiomas e innovación.

·      Mayor participación de mercado y creación de una base de clientes diversos satisfechos a través de relacionarse con personas que tienen antecedentes diferentes, contribuyendo así a una mayor lealtad del cliente y un mejor conocimiento de los segmentos del mercado.

·      Importancia de los aspectos culturales en la implementación de proyectos, las investigaciones demuestran que 70% de los proyectos de implementación de nuevas soluciones, generalmente no alcanzan los objetivos esperados porque no prestan la debida atención a los problemas organizacionales, culturales y de personal.

·      Importancia de las fusiones, adquisiciones y expansiones internacionales, los sistemas de TI, los aspectos legales y la cadena de valor no son suficientes, una inversión paralela en alineación intercultural puede asegurar una mejor recuperación de la inversión.

·      Atracción y retención del talento, una fuerza laboral realmente consciente y diversa culturalmente puede generar una cultura empresarial de respeto mutuo y dignidad. Sentirse incluido y apreciado aumenta los niveles de lealtad y el sentido de pertenecía, contribuyendo a adquirir una reputación de empleador justo.

·      Mejor administración de expatriados, los expatriados que van a vivir a otros países sin una preparación intercultural previa tienen muchas más probabilidades de fracasar que quienes si se preparan.

·      Cumplimiento y apego a la ley, la ley del trabajo incluye regulaciones sobre la inclusión en el lugar de trabajo.

·      Flexibilidad, la diversidad ya no se trata de cumplir con ciertas cuotas, sino sobre la forma en que las organizaciones tratan a su gente, por ejemplo ofrecer horarios flexibles.

·      Mejor ambiente laboral, tener una fuerza laboral diversa y educar a los empleados en torno a las diferencias genera un entorno más armónico e innovador. Un ambiente laboral incluyente es simplemente un buen negocio. Cuando los compañeros y/o jefes marginalizan o aíslan a los individuos debido a sus diferencias, el resultado es una baja productividad y la falta de oportunidades de negocios.

En resumen, la gestión de la diversidad aplicada a la gestión de talento le asegura grandes beneficios a la organización, cada una de las diversidades presentes en las organizaciones es una realidad en las empresas y en la sociedad; no gestionarla implica generar conflictos, mermar el clima laboral y perder oportunidades de negocio. Por otra parte, gestionarla bien aumenta la productividad y genera una ventaja competitiva en el mercado del trabajo y en los mercados de consumo. De esta forma, la diversidad implica un reto, pero también una gran oportunidad, está en el directivo de la organización y en los profesionales en el área de gestión de personas  implementar los mecanismos necesarios para convertir a la diversidad en un aspecto inherente a la estructura y cultura organizacional.

Gestión de la diversidad en la gestión de personal


En una sociedad que ofrece diversidad en cada uno de sus aspectos, se hace necesario que dentro de las organizaciones y en especial en los departamentos de personal, se utilicen las herramientas necesarias para poder obtener los mejores resultados posibles. De igual forma, se debe velar en dichos departamentos que en cada uno de los procesos y aspectos inherentes a sus funciones se establezcan los mecanismos necesarios para gestionar la diversidad.

a)   Selección de personal

El proceso de selección constituye un proceso fundamental en las organizaciones, dado que a través de este se obtienen los candidatos potenciales para las vacantes disponibles en la organización. Así, hacer una selección de candidatos eficientes, le asegura a la organización que el nuevo empleado poseerá los conocimientos, actitudes y experiencias necesarias para contribuir al éxito de la organización. Es por ello, que Dubin (2010) expresa que es necesario “para ganar la guerra de talentos, (…) no perder de vista a los candidatos no tradicionales y poder convencerles de las ventajas de trabajar con la organización”. (p. 14). Aunado a esto, el autor agrega, que muchas veces los procesos de selección giran en torno a los conocimientos técnicos, olvidando aquellas capacidades necesarias para el buen desarrollo de puesto de trabajo. En vez de ello, se debe enfocar la búsqueda en torno a tipos de inteligencia no técnica, para aumentar rápidamente la diversidad entre los candidatos finales, gracias a la mayor variedad en sus experiencias formativas y vitales.

Durante este proceso, existen una serie de estrategias que pudieran ser implementas por los departamentos de personal para poder lograr un personal diverso (Dubin, 2010), estando entre estas:

·      Replantear perfiles para fomentar la diversidad cognitiva: enfocando como primer elemento la etapa inicial del proceso en las capacidades más que en los conocimientos técnicos, ya que esto favorece una variabilidad en los candidatos. Un segundo elemento, serie no descartar por completo a aquellas personas que no cumplen con todos los requisitos exigidos tradicionalmente para un puesto; sin embargo, esto genera que se tengan que invertir en capacitación para aquellas personas que no poseen todos los conocimientos técnicos sobre el puesto.

·      Reducir la influencia de la discriminación subconsciente: realizando la primera ronda de selección, sin conocer los nombres, sexo o edad de los candidatos, ya que esto genera percepciones subjetivas en los encargos del proceso. Dado que, los currículum vitae que llevan el nombre de una mujer o uno asociados con ciertos grupos minoritarios tiene menor posibilidad de conseguir una entrevista que un Curriculum vitae idéntico perteneciente a un hombre joven, del grupo étnico dominante en la sociedad.

·      Acceder a nuevos yacimientos de colaboradores: dado que la diversidad cognitiva se asocia con diferencias en las experiencias formativas, profesionales y vitales, así como en las identidades, resulta importante complementar los cambios en los procesos de selección e incorporación con un esfuerzo de colaboradores. Por tanto, es preciso replantear tanto las formas de comunicar las oportunidades que se ofrecen como los canales utilizados habitualmente para acceder a los candidatos.

b)   Liderazgo

Los directivos hablan de la importancia del compromiso de los empleados para aumentar la productividad dentro de las organizaciones, siendo parte de ello, el nivel de compromiso que los empleados tienen respecto a los objetivos de la organización, su departamento y su grupo de trabajo. En consecuencia, aumentar la diversidad cognitiva e identitaria puede mermar el compromiso de los empleados con la organización en dos sentidos: primero, si se descuidan a los empleados “no tradicionales”, reconociendo su buen trabajo y brindándoles oportunidades para crecer, probablemente vayan perdiendo el compromiso con la organización y en segundo lugar, al aumentar la diversidad en el personal, es probable que se generen un mayor número de mal entendidos entre los miembros de la organización, lo cual puede reducir fácilmente su compromiso con su grupo de trabajo y la organización. Así, evitar que estos problemas anulen los beneficios potenciales de la diversidad requiere un esfuerzo de liderazgo en varios sentidos.

Cabe destacar, que no existe ninguna diferencia entre un líder de un grupo diverso y un grupo no muy diverso. Sin embargo, los costes de un liderazgo ineficaz suelen ser mayores cuando el equipo es más diverso, ya que las diferentes perspectivas y experiencias pueden fácilmente derivarse en la percepción de conflictos y valores. En efecto, uno de los principales retos gerenciales de la diversidad es que el liderazgo sea más importante que nunca.

c)    Mentoring y grupos de afinidad

Para promover la integración de personas que no se identifican con los grupos tradicionalmente dominantes dentro de una organización, el mentoring puede ser especialmente útil para promover su integración, potenciar su desarrollo y favorecer que la dirección les tome en plena consideración a la hora de los ascensos. Sin embargo, crear programas de Mentoring solo para mujeres o los miembros de grupos minoritarios puede crear conflictos con el resto del personal, dando lugar a críticas y malestar, dado el supuesto trato desigual. Por lo tanto, no es aconsejable crear un programa de Mentoring especial para grupos determinados. No obstante, hay una serie de buenas prácticas para mejor el impacto del Mentoring en relación a grupos diversos y minoritarios:

·      Asignar al menos un mentor a las personas que pertenecen a grupos minoritarios. Ya que, el directivo o supervisor inmediato que pertenece a un grupo tradicional de líderes puede no saber entender ni aconsejar a las personas de grupos no tradicionales.

·      Asignar más de un mentor a los profesionales con mayor potencial. Una buena práctica en este sentido es asignar al empleado nuevo un mentor de su misma unidad de trabajo y otro con un puesto importante en otra unidad de trabajo. De esta forma, se aumenta su visibilidad dentro de la organización.

·      Mentoring grupal. Organizar reuniones periódicas entre un grupo de empleados junior de distintas áreas de organización con distintos directivos de las organizaciones. Así este tipo de reuniones permite a los asistentes conocer distintas perspectivas dentro de la organización y aumenta su visibilidad, algo especialmente importante para los que pertenecen a grupos no tradicionales entre el equipo profesional de la organización.

Otro mecanismo útil para maximizar la contribución al equipo de las personas de grupos no tradicionales son los grupos de afinidad, los cuales son grupos formados por iniciativa propia por parte de los empleados a fin de reforzar sus redes dentro de la organización, ayudarse mutuamente y brindar a la organización su perspectiva respecto a sus políticas tanto de personal como el desarrollo de productos y el marketing.

d)   Planes de sucesión

Una de las herramientas más útiles para fomentar una mayor diversidad entre los puestos de responsabilidad de la organización es la implantación de planes de sucesión para todos y cada uno de los puestos. En este sentido, para implementar ese tipo de programas es útil coordinarse con el departamento de recursos humanos por varios motivos:

·      La coordinación y verificación del establecimiento de criterios objetivos y transparentes en la definición de sucesores.

·      La definición de planes de desarrollo para los candidatos que todavía no tengan las capacidades necesarias para asumir el papel de su superior.

·      La captación de la información para identificar personas que podrían acceder a oportunidades en otras unidades de la organización.

e)      Proceso de evaluación

Con el fin de asegurar la diversidad en la organización, es necesario que las personas que mejor rinden en el trabajo reciban las evaluaciones más altas. Esto sugiere que la implantación de procesos de evaluación más objetivos es clave para avanzar hacia organizaciones no solamente más diversas sino también más productivas. Algunas de las buenas prácticas en este sentido incluyen las siguientes:

·      Solicitar a los empleados que midan la objetividad de las evaluaciones de su rendimiento llevadas a cabo por sus superiores.

·      Intentar periódicamente que dos o más managers evalúen a las mismas personas. En la medida en que sean muy dispares los resultados, hace falta un esfuerzo para definir con más claridad en que consiste un buen trabajo.

·      Para armonizar los criterios de evaluación, es muy útil fomentar conversaciones periódicas entre los managers sobre las acciones y comportamientos que consideren buenos ejemplos de cada uno de las dimensiones del rendimiento evaluados por la organización.

Según Dubin (2010), los procesos de evaluación que pasan por estos procesos de calibración son muchos más meritocráticos que lo habituales. En otras palabras, revisar los procesos de evaluación es clave para superar los sesgos, a menudo inconscientes, que dificultan una progresiva diversificación de la dirección de la organización en aras de procurar una mayor igualdad de oportunidades y dinamizar la productividad a través de una mayor diversidad cognitiva.

f)       Organización del trabajo

Ciertas prácticas organizativas fomentan mejoras sustancialmente tanto en la productividad como en la diversidad organizativa:

·      Equipos de trabajo auto-dirigidos: fomentan la colaboración y el apoyo mutuo, facilitando así una mejor compenetración entre los miembros del equipo. Esta familiaridad entre los componentes del equipo se traduce en evaluaciones más objetivas y un mayor reparto de oportunidades y responsabilidades que, a la larga, aumentan significativamente la presencia de miembros de grupos no tradicionales entre el equipo directivo de la organización.

·      Formación para la polivalencia: a diferencia de la formación que busca solamente profundizar conocimientos y capacidades dentro de un departamento, oportunidades formativas que favorecen la polivalencia también aumentan la presencia de grupos minoritarios en los puestos de responsabilidad. (Kalev et al citado por Dubin, 2010).

g)      Clima laboral

La gestión de la diversidad supone también implementar medidas destinadas a lograr la satisfacción del trabajador en su puesto de trabajo, así como un alto grado de identificación con la organización y los objetivos de ésta. Las modificaciones de la estructura de las plantillas con la incorporación de personas de origen extranjero, el aumento de la presencia de la mujer, la segmentación por edad etc., deben tenerse muy en cuenta para diseñar e implementar dichas medidas, ya que es importante en este tipo de iniciativas entender las diferencias e incluir en la planificación una representación adecuada de toda la diversidad de la empresa. De acuerdo con Red Acoge (2011) para generar un adecuado clima laboral se pueden adoptar las siguientes medidas:

·      Garantizar la igualdad de oportunidades y no discriminación en todos los ámbitos de la gestión empresarial.

·      Priorizar el desarrollo del talento y gestión por competencias, como apoyo a la formación y desarrollo de carreras profesionales.

·      Promover la evaluación de desempeño y experiencias de coaching y mentoring que permitan a las personas conocer, de forma continuada, lo que la organización espera de ella, así como expresas sus inquietudes y expectativas.

·      Incorporar planes de formación permanente, potenciando nuevos conocimientos y habilidades que permitan conseguir una alta cualificación y especialización, así como, certificación formal y comprobación de sus capacidades.

·      Acercar y realimentar las políticas e iniciativas de comunicación interna desde el principio del respeto a la diferencia y el diálogo mediante la realización de actividades dirigidas a la convivencia: creación del portal del empleado, revistas digitales, planes de comunicación, manual de bienvenida.

·      Establecer medidas de conciliación de la vida laboral y familiar tales como: flexibilidad horaria, teletrabajo…

·      Aplicar con rigor las normativas y políticas de prevención de riesgos laborales, seguridad y salud para garantizar un entorno de trabajo sano y seguro.

·      Complementar las prestaciones económicas incluyendo de modo gratuito medidas de remuneración en especie como: seguro médico, seguro de vida y accidentes, entre otras.

·      Dar a conocer la Misión y Valores, y explicar la Estrategia, así como transmitir la información sobre hechos o proyectos relevantes mediante campañas específicas de comunicación interna.

Además, el autor plantea que para conocer cuál es la situación del clima laboral en la organización es aconsejable realizar una encuesta de clima laboral, lo que permitirá medir el nivel de satisfacción del personal. Así, Una vez obtenidos los resultados se deben analizar y encontrar aquellos factores que realmente valoran los colaboradores y aquellos otros que son precisos mejorar. Es de hacer notar, que el clima laboral incide sobre la satisfacción y el rendimiento en el trabajo, por lo que el área de recursos humanos debe marcarse como objetivo: promover la motivación, desarrollo, implicación y, por consecuencia, la creación de un clima donde los profesionales vean reconocidos sus esfuerzos desde el punto de vista económico, profesional y personal, propiciando de este modo la identificación con la empresa.

Conceptos para entender la diversidad de género


En primer lugar, es importante entender algunos de los conceptos que forman la diversidad sexual, ya que muchos de ellos tienden a confundirse y en muchas ocasiones se tiene concepciones erróneas de los mismos. De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (cit. Por Pardo, 2015) se define diversidad como: “variedad, desemejanza, diferencia”. Por otro lado la Organización Mundial de la Salud (cit. Por Pardo, 2015) define la sexualidad como,

…un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles del género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se vivencia y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, practicas, papeles y relaciones interpersonales. La sexualidad puede incluir todas estas dimensiones no obstante, no todas ellas se vivencia y se expresan siempre. La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales. (p.5)

En otras palabras, se podría entender la diversidad sexual como las diferentes formas de identidad y orientación sexual presente en las personas o como las diversas formas de sentir y vivir la sexualidad. Otra dimensión que forma la sexualidad es la orientación sexual la cual hace referencia a la atracción sexual, erótica, emocional o amorosa que sienten las personas con respecto a las otras, tomando como referencia su género o también su identidad de género (Dirección de Sida y ETS y Ministerio de Salud de la Nación, 2016); Cabe mencionar que existen diferentes tipos de orientación sexual (Movimiento de integración y liberación homosexual. (Movilh, 2010), una de ella es la orientación heterosexual, la cual es aquel deseo, amor o erotismo que se siente por personas de un sexo distinto al propio.

Otro tipo de orientación sexual es la homosexual que es aquella cuya atracción sexual, emocional, romántica o afectiva está dirigida hacia personas de igual sexo. En otras palabras, los hombres con atracciones hacia otros hombres, que son llamados comúnmente como gays,  y las mujeres con atracciones hacia otras mujeres, comúnmente llamadas lesbianas. También se encuentra la orientación bisexual cuya atracción sexual, emocional, romántica o afectiva está dirigida hacia personas de igual o distinto sexo, pudiendo ser hombres o mujeres, es decir, es aquella orientación cuyo amor, deseo o erotismo está focalizado a personas de su mismo sexo y el sexo distinto al suyo, de esta forma, las personas con esta orientación son conocidas como bisexuales.

Por su parte, un concepto importante es el de la conducta sexual, según Movilh (2010) son “…las practicas e historias sexuales de las personas que pueden ser siempre o en algún momento iguales o distintas a su orientación sexual…” (p.7); es decir, lo que hace una persona sexualmente, se refiere a las acciones realizadas. En este sentido, algunas personas con orientación sexual heterosexual pueden tener relaciones sexuales con otras personas del mismo sexo por curiosidad o por necesidad afectiva y sexual, al igual que personas homosexuales, por presión social o el temor a la discriminación, pueden experimentar relaciones sexuales con personas de distinto sexo. En ninguna de las dos situaciones la conducta sexual modifica la orientación sexual, pues las personas son y se sienten heterosexuales, homosexuales o bisexuales, aunque sus prácticas sean total o parcialmente distintas a su deseo natural (Pardo, 2015).

  Otro fenómeno destacable dentro de la sexualidad y que es imprescindible conocer y entender es la transexualidad, esta se encuentra relacionado con la identidad sexual y de género, en concreto con el sexo y el género con el que el individuo se identifica. Por tanto se define al transexual como la persona que se siente del otro sexo, y adopta sus comportamientos, incluso puede llegar a adquirir las características sexuales del sexo opuesto mediante tratamientos hormonales e intervención (Movilh, 2010). Es decir, su identidad sexual no corresponde con su sexo biológico.

Es importante conocer, en relación con la transexualidad, el termino transgénero, el cual es utilizado para describir a las personas cuya identidad  y expresión de género, no corresponden con el de su sexo genético, en diferentes grados. Hay que tener en cuenta que no todas las personas transgénero, son transexuales, ya que pueden no sentirse identificados con ningún género, con ambos, o con el contrario al asignado al nacer (Pardo cit. A Maroto, 2015). Otro termino que es importante conocer para evitar confusiones es el de travesti, el cual hace referencia a aquellas personas que disfrutan utilizando ropa del sexo contrario, independientemente de su orientación sexual (Movilh, 2010).

A pesar de que no se incluyen en el objeto de estudio, es importante conocer la existencia de las personas intersexuales, que son aquellas que han nacido con los genitales de ambos sexos (Pardo cit. A Maroto, 2015). No se ha incluido la intersexualidad dentro del objeto de estudio debido al debate existente sobre si estas personas deberían incluirse en el marco de las minorías sexuales o no. En este sentido, se decidió utilizar solo aquellas minorías sexuales que están claramente definida y que por lo general poseen un mayor grado de conocimiento entre la sociedad. Por último, es importante saber, que se entiende por “Minorías sexuales”, el termino que engloba a lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT) en términos estrictamente cuantitativos, ya que en relación a la totalidad de personas heterosexuales son menos, en una sociedad marcada por la heteronormatividad. A nivel social, mediático y político la sigla LGBT (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales), es usada como sinónimo de minorías sexuales o de diversidad sexual o de género (Movilh, 2010).

Diversidad de género y dificultades laborales


De forma general, existen muchas dificultades para establecer una valoración cuantitativa en torno a las dificultades de inserción o las condiciones laborales de las personas LGBT, por lo que a la hora de incorporar elementos que tengan que ver con la orientación sexual en una empresa, lo primero que hay que hacer es aterrizar en las peculiaridades y características propias de la misma. Es por ello importante tener en cuenta que los ritmos en los centros de trabajo son muy diferentes y también muy diversos.  El primer aspecto a tratar es la dificultad que se genera en el espacio laboral, de poder disfrutar de un ambiente inclusivo y proclive a vivenciar la propia diversidad desde la tranquilidad, no sólo por las repercusiones que puede tener, sino porque, fundamentalmente, se establece un paralelismo entre el espacio laboral y una falsa neutralidad personal. (Confederación sindical de Comisiones obreras (CCOO), 2007).

El segundo aspecto, es orientado a la discriminación que se produce en los espacios laborales y que constituye el eje central de las demás dificultades; en este sentido, Alvear (cit. Por Samayoa, 2013), indica que hablar sobre la discriminación laboral hacia las personas de diversa sexualidad es complejo, debido que es muy difícil poder demostrar que se esté incurriendo en  discriminación por parte de las organizaciones, ya que, en la mayoría de los casos, se manifiestan como actitudes o conductas que intencional o inconscientemente buscan aislar a la persona. Así, los actos de discriminación hacia la población sexo/genero diversa en los espacios laborales, sean inconscientes o consientes, son actitudes o conductas que buscan anular, dominar o ignorar a la persona por su orientación sexual o expresión de género, sustentados en prejuicios sociales y sexuales que tienen como resultado la violación de derechos fundamentales de los trabajadores (Pérez et al., 2013)

En este mismo orden de ideas, la OIT (2016) señala que, “como consecuencia de la discriminación, las personas LGBT tienen mayores dificultades para acceder a un empleo o una contratación” (p.1), ya que los actos discriminatorios operan, en la mayoría de los casos, como un dispositivo sutil y oculto dirigido fundamentalmente a personas LGBT. En relación con lo anterior, una de las maneras más utilizadas para discriminar es el lenguaje, en donde se utilizan sobrenombres o apelativos que denigran a la persona objeto de estos, dichos apelativos están basados en estereotipos y prejuicios que se han cultivado a lo largo del tiempo (Pérez et al. 2013).

De esta forma, desenvolverse en un entorno laboral en el que una persona se identifica como gay, lesbiana o trans puede convertirse en un escenario de acoso constante. Cuando desde las jefaturas se envía un mensaje de cero tolerancia hacia actitudes homolesbotransfóbicas y agresivas, las compañeras y compañeros se ven en la obligación de respetar el trabajo de la persona. Sin embargo, en ocasiones, desde las propias jefaturas se realizan y promueven este tipo de maltratos (OIT, 2016).

 De esta forma, a la hora de valorar la condición y las oportunidades laborales de las personas LGBT hay un amplio consenso al señalar que la orientación sexual y la identidad de género no sujetas a la heteronormatividad constituye un factor innegable de discriminación (Samayoa, 2013). Por lo que, uno de los principales factores que determina las manifestaciones de la discriminación laboral contra las personas LGBT se vincula con que en el entorno laboral se conozca la orientación sexual o la identidad de género de la persona. A diferencia de otros rasgos identitarios que suelen ser motivo de discriminación, como el sexo o el color de la piel, la orientación sexual se puede ocultar, y en ocasiones, también la identidad de género (OIT, 2016).

Sin embargo, McNaught (citado por Samayoa, 2013) expresa que es importante que las personas de la diversa sexualidad revelen su orientación en su trabajo, debido a que aquellos que no lo hacen presentan insatisfacción laboral e improductividad, en algunos casos, sumado a que muestran dificultad para confiar en las personas que les rodean. Por otra parte, las barreras para el acceso al mercado laboral son más fuertes para las personas trans y para quienes tienen una expresión de género diferente a la que socialmente se les adjudica. Esta falta de oportunidades laborales en muchas ocasiones empuja a los trans al trabajo sexual o en el área de belleza; por otra parte las personas trans que trabajan en condiciones estables realizan el proceso de transición teniendo empleo; es decir, no enfrentan el proceso de selección siendo explícita su transexualidad o transgeneridad. En otros casos, la transición física se ve frenada por la necesidad de acceder al empleo y mantenerlo (OIT, 2016).

No obstante, para las personas gays y lesbianas la discriminación en los procesos de selección es mucho más sutil, y en algunas ocasiones, poco perceptible. Por ejemplo, los formularios conocidos en el sector privado como “solicitud de empleo”, que recaban información personal e indagan sobre el nombre de la pareja o cónyuge, registran indirectamente datos de la orientación sexual de la persona postulante. El hecho de solicitarse este tipo de información se justifica señalando que es necesaria para gestionar seguros y otros beneficios familiares ligados al empleo. Sin embargo, se realiza antes de la selección y contratación, por lo que puede favorecer la discriminación de la población LGBT. En igual medida, los periodos de prueba también pueden operar como filtro. Si bien en una entrevista o en un proceso de selección es poco probable que la orientación sexual sea notoria, conforme la relación laboral avanza aumentan las posibilidades de conocerse, poniendo en riesgo la obtención del puesto de trabajo (OIT, 2016).

De la misma manera, la discriminación por orientación sexual o identidad de género también socava las oportunidades de desarrollo laboral; porque las posibilidades de ascenso son muy remotas, y en ocasiones se termina por naturalizar y asumir que no es una aspiración realista. Por consiguiente, este tipo de limitantes se manifiestan incluso en ambientes laborales no particularmente hostiles en lo cotidiano. Por otra parte, en los procesos de ascenso, la relación con los superiores y con compañeras y compañeros es determinante, en consecuencia las personas LGBT no suelen ser las más populares en los espacios laborales.

Igualmente, paralelo a la existencia de una cultura organizacional que eventualmente puede reconocer positivamente la inclusión de la diversidad sexual, existe también una cultura o al menos sentidos compartidos por ciertos grupos de la organización, respecto a resistencias de la inclusión de la diversidad sexual; también, es necesario contar con socios estratégicos que releven como valor la diversidad sexual, que reconozcan el derecho a la identidad de género, los cuales pueden ser: los proveedores, empresas subcontratadas, instituciones colaboradas, entre otras: esto es clave para potenciar, formalizar y hacer sostenible los cambios (Consejo nacional de la cultura y las artes de chile, 2015). Por otra parte, entre las dificultades laborales a enfrentar por las personas de la diversidad de género, entre las cuales destacan:

·      Heteronormatividad laboral: La causa que marca notablemente las dificultades laborales de las personas LGTB, tiene mucho que ver con la heteronormatividad. Por lo que las relaciones heterosexualizantes son las que definen las interactuaciones entre trabajadores y trabajadoras, tanto en un plano horizontal como vertical. (CCOO, 2007)

-               Horizontal: Entre los compañeros y compañeras, lo cual induce a transversalizar en el trabajo un punto de vista desde la heteronormatividad, pudiendo generar un ambiente poco proclive a la aceptación de la diversidad.

-               Vertical: La dirección o los cuadros directivos de las empresas dan por hecho que la plantilla de trabajadores y trabajadoras son heterosexuales, sin plantearse qué ocurre con las personas LGBT que están presentes en dicha plantilla, ni cuestionarse, por ejemplo, cómo favorecer un entorno en el que una persona trans pueda llevar a cabo su proceso transexualizador sin ningún problema.

·      Lenguaje: En este mismo orden, no existe ningún control sobre el lenguaje utilizado en el sentido, de cómo favorece la homofobia y cómo la mantiene activa. (CCOO, 2007)

·      Convenios colectivos: la ausencia de cláusulas específicas sobre diversidad sexual en los convenios colectivos, así como la ausencia absoluta de este tema en la negociación colectiva, dificulta notablemente una intervención más eficaz en las empresas. En función de los sectores o ámbitos de trabajo se es más proclive a incorporar en la negociación, elementos sobre diversidad aunque, como no hay nada regulado orgánicamente, resulta complejo abrir el debate desde las argumentaciones empresariales de heteronormatividad y trasladar el elemento de la diversidad a la vida privada y, por tanto, de no incorporarlo a la vida laboral. (CCOO, 2007)

·      Anonimato: La exigencia implícita de permanecer en la generalidad dominante obliga a muchas personas a vivir en el anonimato, lo que implica un sobreesfuerzo por pasar inadvertido y no levantar “sospechas”. Existe una tendencia a opinar que nada tiene que ver la orientación sexual o la identidad de género con la profesionalidad laboral, de tal manera que parece como si la persona no fuese contemplada como un ser social y global. Esta neutralidad no es real, ya que admitir la diversidad como un hecho evidente ayuda notablemente a favorecer un mejor ambiente laboral y, por tanto, a garantizar que los trabajadores y trabajadoras LGBT pudiesen exteriorizar su diversidad sin miedo a las repercusiones. Esto, en muchos casos, puede favorecer un mejor rendimiento en el trabajo. (CCOO, 2007)

·      Asesoría jurídica: Cuando una persona LGBT trabajadora está siendo sometida a situaciones de tensión, discriminación o rechazo, no sólo tiene que demostrar como el resto de trabajadores y trabajadoras el acoso, sino que tiene la dificultad añadida de verse obligada a hacer pública su homosexualidad o transexualidad. En muchos casos, las personas que se acercan al sindicato a solicitar asesoramiento jurídico, decaen del empeño en cuanto tienen que pasar a la denuncia formal. En otras ocasiones, no especifican el motivo por el cual han sido rechazadas o discriminadas, lo que dificulta notablemente la cuestión. (CCOO, 2007)

·      Roles sociales estereotipados: Los roles sociales actúan como patrón de ordenamiento en las relaciones laborales, se configuran como escenarios propicios para promover y legitimar actitudes de discriminación hacia la población sexo/género diversa, puesto que operan como pautas de conducta que fuerzan a las personas a aceptar ciertos espacios y les niegan la posibilidad de acceder a otros horizontes. En este sentido se tiene la idea de que las personas gay o lesbianas son buenas para ciertos oficios, pero no para otros. Así, prevalece en muchos espacios laborales una serie de prejuicios sexuales que justifican creencias y opiniones que continúan asociando a la población LGBT con enfermedades y con perversión; o se sigue creyendo que su comportamiento sexual, desde un punto social y moral, es inaceptable. (Pérez et al., 2013).

Los prejuicios socialmente construidos hacia las personas sexo/ género diversas han generado una serie de creencias que llevan a definir actividades, profesiones y prácticas para hombres gay, mujeres lesbianas y personas trans; es un asunto homogenizante y a la vez excluyente y cosificante; en la cotidianidad es común asociar los gays a actividades vinculadas con las artes plásticas, la decoración o la moda; y por eso también se han generado espacios laborales en los que las personas gays no son reconocidas y son rechazadas, como las fuerzas militares y el sector educativo. Mientras, a las mujeres lesbianas se les asocia con oficios rudos en la informalidad, como la venta de productos, y a nivel profesional en la ingeniería o en carreras afines. Sin embargo, la mayor estereotipación persiste para las personas trans, a quienes la sociedad sigue ubicando en espacios vinculados a la prostitución y a las peluquerías.

·      Detrimento en condiciones laborales: para la población sexo/género diversa en muchos casos la afectación a sus condiciones laborales no sólo se debe a los fuertes procesos de flexibilización laboral, que traen consigo fenómenos como la inestabilidad en el empleo, la tercerización laboral, polivalencia y contrataciones efímeras, sino también a causas de índole social, producto de la intolerancia y el irrespeto hacia los derechos de esta población. Hacia ésta se genera una serie de acciones de revictimización y de tratamiento diferenciado al interior de los lugares y espacios laborales. Por su orientación sexual o expresión de género se ve sometida a prácticas y presiones que afectan su ambiente laboral, como la sobrecarga de trabajo, la imposibilidad de ascenso y movilidad laboral, y a tener que buscar a toda costa ser un trabajador(a) eficiente, a fin de mitigar la carga o estigma que su construcción sexual puede generar al interior de la empresa o institución. (Pérez et al., 2013).

·      Hostilidad en el ambiente laboral: en muchas ocasiones se generan presiones de diversa índole que llevan al despido con argumentos ajenos a la orientación sexual. En los casos en los que se logra demostrar que el despido tiene un componente homofóbico, la legislación nacional plantea como única salida la restitución del cargo, pero eso implica para la víctima ser contratada nuevamente en un espacio en el que previamente fue rechazada. Cabe destacar que, para las mujeres lesbianas este temor se incrementa porque todo el tiempo se enfrentan a una doble discriminación, expresada en el hecho de ser mujer y lesbiana; Las violaciones a los derechos laborales hacia las mujeres en los lugares de trabajo no se presentan solamente con la inequidad salarial o la segmentación hacia ciertos trabajos. También se manifiestan en una serie de violencias explícitas y soterradas, como la persuasión negativa, la desvalorización de las actividades que realizan y el acoso sexual (Pérez et al., 2013)

·      Exclusión de espacios laborales: La noción de exclusión de la población sexo/género diversa de los espacios laborales no puede mirarse exclusivamente como un asunto de marginación o de falta de integración, como lo han planteado los teóricos de la sociología funcionalista; puesto que muchos de ellos y ellas pueden estar integrados a la sociedad, pero son invisibles para los sistemas funcionales porque no cuentan con las condiciones exigidas para ser tenidos en cuenta (Luhmann citado por pereza et al. 2013).

Interpretar la exclusión laboral plantea una reflexión frente a cómo la sociedad, desde sus estructuras de poder, configura y determina formas de vida precarias para ciertos grupos sociales, cuya experiencia se construye en la precariedad. En palabras de Le Blanc, ser precarizado “es asistir al espectáculo de la descalificación de uno por parte del otro, aun cuando esa descalificación surja en una relación social aparentemente anónima, como la relación del trabajo”. (Le Blanc citado por Pérez et al.2013).

Pensar la exclusión laboral hacia la población sexo/género diversa como una forma de precariedad, significa plantear una crítica a las diferentes formas y relaciones de poder que, como lo plantea Foucault (2000), establecieron figuras de sometimiento disciplinario y de control de los cuerpos. Pero también permite descubrir figuras de resistencia y deserción, como el caso de las personas transgeneristas que para reconocerse en su identidad transgresora construyen formas de sobrevivencia por fuera del orden formal.

·      Autoexclusión de espacios laborales: Una sociedad excluyente con las personas que construyen su cuerpo e identidad de género por fuera de la normativa heterosexista, lleva a que la vida de estas personas se desarrolle en una esfera periférica y de exclusión constante. Los bajos niveles educativos que presenta este grupo poblacional, debido a que la Escuela también es un lugar excluyente, sumado al hecho de que muchos de ellos y ellas son expulsados de la protección de sus familias, lleva a que desde temprana edad sólo encuentren en el ámbito del rebusque y la prostitución las posibilidades para su subsistencia.

Para Butler (2006) la marginación de las personas LGBT de ciertos escenarios sociales, en este caso del laboral, es producto de la exclusión social que se sustenta en el discurso hegemónico sobre la sexualidad circundante, y en la sexualidad reproducida socialmente y denominada por ella como matriz de heterosexualidad obligatoria. Por ello se establece un rechazo de estas personas, puesto que son ininteligibles para el común denominador de la sociedad, que espera que exista una coherencia entre el sexo, el género y la orientación sexual. Por tal razón, las personas que no se entienden no se consideran posibles, naturales, producen extrañeza e incomprensión. Y ello genera rechazo, repudio porque, al subvertir la norma sexual, están retardando o controvirtiendo la legitimidad del orden hegemónico de la heterosexualidad.

·      Eliminación en los procesos de selección: Esta exclusión se sustenta en estereotipos de género que, para el caso de las mujeres, fijan unos esquemas de estética, maquillaje y feminidad, de “buena presentación”, a la hora de asistir a una entrevista. Las mujeres expresan que en los espacios laborales los estereotipos en torno al cuerpo de ellas son mucho más excluyentes que los establecidos para los hombres. En el caso de las personas transgeneristas, uno de sus tantos problemas está asociado al asunto de su identificación personal se siguen presentando barreras que de entrada generan exclusión del espacio educativo y laboral.

Existan requerimientos específicos para la contratación laboral de mujeres y hombres trans. A estos últimos, por ejemplo, se les exige libreta militar para acceder a cualquier empleo, con las implicaciones que tiene para un hombre trans explicar que antes de construirse como hombre había nacido en un cuerpo de mujer. Y lo mismo sucede con las mujeres trans. Esa es tal vez la principal razón para que estas personas terminen trabajando en escenarios vinculados a la informalidad y a la subsistencia, en lugares en los que no tienen que enfrentar “ese mal momento”. Muchas mujeres trans, a pesar de tener formación académica y profesional, no tienen otros escenarios de trabajo distintos a los que históricamente se han construido para ellas, como peluquerías, prostitución y talleres de mecánica; o las ventas informales para los trans masculinos.

La exclusión laboral en los procesos de selección de personal, no solo está asociada a concepciones homofóbicas o lesbofobícas, sino también a estereotipos de género “asentados y engendrados en la sociedad”, que estipulan que las mujeres tienen que ser y comportarse femeninamente, y la que se salga de ese marco sencillamente no es contratada, o no pasa el proceso de selección. Y frente a eso la ausencia de información sistematizada se convierte en un obstáculo adicional, puesto que no se puede demostrar que una persona fue descartada por su expresión de género u orientación sexual. Termina siendo entonces un tema que permanece en el silencio, que se comenta solo entre amigas, o que en últimas no se reconoce como una problemática, porque la ausencia de pruebas estadísticas invisibiliza las experiencias vividas y las construcciones intersubjetivas de estereotipación en el mundo laboral. (Pérez et al., 2013)

De igual forma, CCOO (2007) dedica un apartado especial para referirse a las dificultades de las personas trans. Destacando, que la mayor dificultad que encuentran las personas trans es, de hecho, el propio acceso al empleo. Esto quiere decir que aquellas personas que, por determinadas circunstancias tiene más dificultades para incorporarse a un puesto de trabajo son más vulnerables o susceptibles de estar en la exclusión social.

Cabe destacar, que según este autor las personas trans tienen unas dificultades laborales muy concretas, sobre todo durante su proceso transexualizador y que quienes más padecen esta situación son las mujeres trans. La situación se complica, además, si se trata de mujeres trans inmigrantes, con dificultades para los cambios registrales o mujeres trans con un perfil educativo más bajo; estas dificultades no vienen derivadas de su transexualidad sino de su situación de mujeres, ya que es una tendencia que sufren mayoritariamente las mujeres.

Una vez que la persona dispone de un trabajo y decide atravesar el viaje de la reasignación sexual, en muchas ocasiones se ve abocada, bien a marcharse del puesto de trabajo, o bien a superar un duro proceso. Existe una dificultad añadida durante el proceso sexualizador dado que, en ocasiones, genera un periodo de bajas laborales o de visitas al médico, lo cual puede producir malestar en la empresa. Además, si finalmente la persona trans decide someterse a una reasignación quirúrgica, podría tener que desplazarse de una comunidad a otra, lo que puede dificultar aún más su situación laboral. Adicionalmente, hacen una agrupación de las dificultades laborales para las personas trans, entre las que figuran:

·      Acceso a un puesto de trabajo en igualdad de condiciones.

·      Dificultad en el mantenimiento del puesto de trabajo durante el proceso de reasignación.

·      Situación de rechazo, exclusión o problemas de autoestima en el trabajo durante su proceso, sobre todo, si el puesto de trabajo es anterior al proceso transexualizador.


·      Dificultades también en el periodo de reasignación quirúrgica dada la ausencia de regulación al respecto en los convenios colectivos. Hay que señalar que la negativa de algunas Comunidades Autónomas a asumir estos tratamientos, obliga a realizar constantes traslados y eso aumenta la petición de permisos.

·      Normalmente se complica mucho más la promoción profesional en esta situación, encontrándose muchos impedimentos para llegar a determinados puestos de influencia o poder.

·      Indefensión por el vacío en la negociación colectiva. Todos los supuestos no contemplados en el marco de los convenios colectivos, pueden provocar una situación de desamparo hacia aquellas situaciones de personas especialmente vulnerables.


·      Prejuicios del empresariado respecto a la contratación laboral de estas personas. El primer freno parte de la situación administrativa de las personas trans, de modo que, aunque el currículo sea adecuado para el puesto de trabajo, es un hecho que, llegado el momento en el que se solicita el documento nacional de identidad, se complica la posibilidad de contratación.

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